Quienes ya peinamos algunas canas por razones de edad -excluyo obviamente a los canosos genéticos- sabemos qué fue la Enciclopedia Álvarez. Aclaro, para quienes no tienen la referencia, que «la Álvarez» era la enciclopedia que se utilizó en la mayoría de las aulas españolas durante gran parte de los años de la dictadura franquista y que llegó casi hasta que en 1970 fue promulgada la Ley General de Educación, conocida como Ley Villar Palasí por ese empeño que los españoles tenemos en singularizarlo todo.

El autor de «la Álvarez» fue un maestro de Zamora, llamado Antonio Álvarez Pérez que dio su nombre a la obra, que editó Miñón en Valladolid. Recogía un compendio de los conocimientos que los escolares de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, en los niveles que entonces se denominaban como Primer, Segundo y Tercer Grado, debían conocer para superar esos estadios educativos. Más allá de las censuras propias del franquismo y del adoctrinamiento que se practicaba en las aulas, aquella enciclopedia, respondiendo a esa denominación, contenía conocimientos de disciplinas tan variadas como Matemáticas, Física y Química, Geografía, Historia Sagrada, Lengua -por supuesto española-, Historia -también de España-, Ciencias Naturales… En «la Álvarez» quedaban recogidos los conocimientos básicos de las materias objeto de estudio.

Con los nuevos planes educativos, la Junta de Andalucía ha implantado en los niveles de Enseñanza Primaria el estudio de una segunda lengua extranjera, Francés. Una lengua que en dicho nivel de enseñanza había quedado tiempo ha desterrada de nuestras aulas, como consecuencia de la implantación de las sucesivas leyes educativas que se ha vivido en los últimos treinta años. A cuenta del estudio de la lengua de Molière se ha organizado una bronca algo más que notable y alguna de las consecuencias que pueden derivarse de su implantación hacen pensar en los maestros que tenía como texto la Enciclopedia Álvarez. Con hora y media semanal -dos módulos de cuarenta y cinco minutos- los alumnos van a aprender poco francés, pero los profesores que impartan la materia -se supone, sólo se supone-, especialistas en Francés, tendrán que dar muchas otras disciplinas como Matemáticas, eso que ahora llaman Ciencias Sociales en lugar de Historia y Geografía o Ciencias de la Naturaleza. Como aquellos maestros que tenían que saber de todo. La calidad educativa requiere de especialistas si queremos una educación de calidad y que los centros escolares no sean para la administración y muchas familias un lugar donde tienen recogidos a sus hijos durante una serie de horas.

Esto nos lleva a comentar otra de las realidades ante la nueva situación: la falta de especialistas en una lengua que en los tiempos de la enciclopedia Álvarez era estudiada por la inmensa mayoría de los estudiantes de la entonces Enseñanza Media; pero minusvalorada, encontrar especialistas en la lengua de nuestros vecinos supone un problema serio que se une al del calendario de implantación de la nueva disciplina. No se comenzará por los primeros cursos del ciclo, sino que serán los alumnos de tercero y quinto quienes la recibirán en el curso académico próximo, los de cuarto y sexto en el 2017-2018 y los de primero y segundo en el 2018-2019. Lo que supone un agravante más a la hora de la planificación de las materias en los centros.

¿Volviendo a los tiempos de «la Álvarez» con especialistas impartiendo docencia en asignaturas que ni siquiera son afines?

(Publicada en ABC Córdoba el 17 de agosto de 2016 en esta dirección)

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